lunes, 18 de febrero de 2019

19 de Febrero de 2019

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Un e-m@il. 
Sí, como la película de "Tienes un e-m@il". Un regalo. De cumpleaños. 32 primaveras y más camino recorrido, quizás; del que te gustaría. Muchos besos, muchas camas probadas, muchas caricias,  muchos culos, muchas tetas, más entrepiernas. Muchas sonrisas. Muchas, falsas. Muchas desilusiones, pero más (espero) ilusiones. Muchas miradas. Algunas vergonzosas. Otras con rabia. Otras de dolor. Pero las mejores, de esperanza. De amor olvidado pero escondido a coraza en lo más profundo de tu ser.

32 años. Un mail recibido antes de antelación. Por una despistada. Por mi. La despistada de turno que piensa en darte un regalo sorpresa por el día de tu cumpleaños y resulta que se entera de que a las 24h (como tarde) recibirás un PDF con la sorpresa en tu mail. Ilusa. Yo que pensaba dártelo en persona y se me va la sorpresa al garete.

Mi consuelo: Quizás las sorpresas están sobrevaloradas.  
Mi desconsuelo: Quizás sea mi último regalo de cumpleaños y quería que fuera de lo más especial y liberador al mismo tiempo. Un regalo, que como la vida misma, tú pones las reglas del cuándo, el cómo y el con quién. 

Pero no va a ser sorpresa, porque probablemente ya lo hayas visto antes de que me digas "vamos a quedar" o incluso antes del 19 de Febrero.

Así que cómo a pesar de que las sorpresas están sobrevaloradas y como soy la contrariedad personificada, te escribo esto, que aunque probablemente te lo esperases, siempre es inesperado descubrir lo que las letras, entrelazadas unas con otras, intentan (intento) decirte.

MICROCUENTOS POR EL DÍA DE TU CUMPLEAÑOS.


MICROCUENTO 1: LA PSICOPATOLOGÍA DE TU ADIOS
Escucho voces. Tu recuerdo empieza a ser esquizofrénico. Me pierdo entre neuronas formando sinapsis para intentar sacarte de mi cabeza. Pero tu recuerdo me persigue. Tu olor me acosa. No consigo silenciar esa voz que resuena desde el corazón. 
Mi cama sufre de insomnio.
Mis sueños rara vez sueñan.
Tengo a amor con cartel "cerrado por depresión" y una boca que sólo tiene ideas delirantes. 
La endorfina que llevaba tu nombre ya no aparece.
En fin. Todos mis fantasmas se aparecen contigo, y ya no sé si necesito un psiquiatra o un exorcista.

MICROCUENTO 2: REGALO DELUXE
Nunca me ha gustado el amor low cost. Fácil de conseguir, pero incapaz de completar.
Soy de las que lo quiere con todos los extra.
Amor first class. 
El amor del buenos días, el amor con beso de buenas noches y cucharita a media noche. El amor de "podría acostarme con cualquiera, pero prefiero despertar contigo". Ese amor. 
Por eso el regalo de tu cumpleaños no podía ser de otra manera que "Deluxe"

MICROCUENTO 3: PRONOMBRES
Si el diccionario nos hubiese conocido, las cosas serían diferentes.
Si el diccionario supiera de él, de él conmigo, de mí con él; sabría que el verbo olvidar sería sinónimo de imposible. Que magia, felicidad, sueño y vida no son más que el pronombre personal de su mirada. 
Si supiera que tiene la habilidad de ponerle nombre a las cosas que no lo tienen (empezando por mi).
Que el verbo amar NO se conjuga igual en otros labios.
Que la palabra sol, tiene más de su sonrisa que de las estrellas.
Que adios, despedida y miedo son lo mismo. Que duele, porque ya no duele nada. 
Si el diccionario lo hubiese conocido, sabría que sólo hay una palabra que lo envuelve todo.
La palabra que es adjetivo, pronombre, adverbio, verbo, conjunción, artículo, preposición y sustantivo al mismo tiempo: ÉL/TÚ.

MICROCUENTO 4: ÉL, EL AMOR Y YO
Me daba mil vueltas en todo.
Era de esas personas que sobresalen sin necesidad de destacar.
Era más inteligente, más listo, más sensato, más bueno, más hijo de puta. Con los ojos mucho más bonitos.
Me ganaba en todas las batallas, menos en la única en la que yo siempre quise ganar; en la del querer.
Porque quizás para querer como una loca, sólo haya que estarlo.
Porque quizás para enamorarse como un tonta, sólo haya que estarlo.
Y yo, soy la loca más tonta que puedas llegar a conocer.

MICROCUENTO 5: 860
Es un domingo cualquiera. Tres de la tarde.
Acabo de terminar un capítulo de "Método Kominsky" pensando que tal vez tú lo hubieses visto conmigo mientras comiamos.
Me meto en la cama para dormir haciéndole un regate a la cama que sin tus sueños mide infinito. No hay pies fríos que me la calienten ni ronquidos que callen mis pesadillas.
Intento coger el sueño, pero el insomnio está más rápido y ha vuelto a desenfundar primero con tu recuerdo.
Mientras tanto, el techo y los ojos azules de Samby me miran, y pienso que soy gilipollas por haber escrito esto. Por recordarte cuándo quizás tú ya me hayas olvidado. Lo pienso, y aún así lo hago por esta maldita costumbre de intentar llevarme la contraria. Por ese masoquismo sentimental que te aprieta contra mi, aunque duela. 
Así es tu recuerdo, un vuelo extraño que nunca llega al cielo. Una caída al vacío que nunca llega a tocar el suelo.
Reviso lo que he escrito. No es mi mejor texto (ni mucho menos). No hay frase para la posterioridad. Ni palabras bonitas que te ericen la piel, aunque es posible que los ojos se te acristalen... Lo único que hay es otro día más pensando en ti, y ya van 860 sin ti.

MICROCUENTO 6: FIN
Quizás vaya siendo hora de que llegue EL MOMENTO.
El momento de arriesgar todo lo que somos, para luchar por lo que queremos llegar a ser.
El momento de perder la cabeza para encontrar el corazón.
El momento de ser verdad entre todas las mentiras pasadas. 
El momento de echarle leña al fuego, para que arda el ayer, la pena, la noche, el invierno y el sexo.
El momento de llegar a ser todo aquello que nunca fuimos.


jueves, 11 de octubre de 2018

¿Y por qué? -Sempiterno-


Sin maquillaje.

Y así es cómo me descubro una vez más sobre lo que siento. Desnuda. Desnudos los ojos, desnudos los labios, desnudas las mejillas. Sin máscara (de rímel) ni filtro embellecedor.

Y así, con cuentos que dibujan mi mundo; ese en el que sigo sobreviviendo a duras penas tras la lucha de monstruos y dragones (de mi día a día interior), te diré por qué te quiero.

Érase una vez un alma imprevisible con la que podía hacer lo imposible.

Un alma de la que me enamoraron sus gustos, sus manías, sus sueños, sus pasiones y hasta sus propios etcéteras.

Con ella aprendí a iniciar líneas paralelas acompañadas de ángulos rectos transformados en cuadrados que se convertían en círculos (a veces demasiado viciosos) pero interminables, fusionándose en un infinito. En un sempiterno.

Me enamoré porque esa alma sabía sorprenderme, y de igual manera, yo aprendí a soprenderla.

Me enseñó a vencer mis miedos, a luchar por mis sueños y me acompañó en noches infinitas entre libros y fluorescentes, entre lágrimas y pañuelos de papel sobre el salpicadero de un coche.

Me enseñó a luchar. Me enseñó a formar a equipo y a ganar.

Supo ser mi “dreamcatcher” y darme paz en las noches de lluvia, en los momentos en los que todo se venía abajo.

Hubo momentos duros. Los sigue habiendo a día de hoy.

Errores, que algunos pensarán imperdonables. Sin embargo, ¿no es el perdón una de las formas más sinceras de amar?

Te quiero por ser de los que corren girando en sentido contrario a la tierra, corriendo a la izquierda cuándo todos van corriendo hacia la derecha. Te quiero por ser huracán y dejarme bailar en tu interior.

Te quiero por ser escalofrío. Por escalar mi espalda con tus labios y chocarte con cada una de mis curvas. Desde la primera vez. Mi primera vez. Nuestra primera vez.

Te quiero porque has conseguido que Romeo y Julieta sea un cuento para niños al lado de nuestra historia.

Te quiero porque eres puro desorden en termodinámica, y sin embargo cuánto más desordenado es tu baile, más tiendes tú a la cuasiperfección. Porque eres entropía.

Te quiero porque en toda mi puñetera vida, nunca he deseado que me mirase alguien tanto como aún deseo que lo hagas tú.

Te quiero, porque a pesar de ser un rompecorazones aceptaste una vez recomponer mi rompecabezas aún a riesgo de romperte la tuya (nota al lector: esta es una frase en potencia. Un deseo. Un haría lo imposible por ello)

Te quiero porque aún a pesar de todo, sabes enseñarme a amar todo aquello que desconozco, vuelcas mi mundo y añades latidos a mi corazón. Y la vida son eso, latidos.

Te quiero porque sé que puedes ser cada día mejor. Y casi siempre haces mejores a los que están tu lado.

Te quiero por ser marcapasos que marca el ritmo de mi sístole y diástole. Por ser la taquicardia sinusal que le da sentido a mi vida y ser capaz de mantenerme en pausa sin llegar a provocarme una taquicardia ventricular (todavía) y acabar conmigo.

Te quiero por hacer que me guste más follarme tu seso que tu sexo.

Te quiero por ser el único capaz de generarme todas estas emociones.
Por ser el único por quién recorrería el mundo entero si hiciese falta. Y lo sabes.
Te quiero porque me quiero (aunque te quiero a ti más de lo que me quiero a mí) y porque sé que alguien así no se encuentra dos veces en la vida. Y no quiero perder algo así. No quiero perderte. No quiero vivir sin eso. No quiero vivir sin ti. No quiero perdernos.

Te quiero.

Tanto te quiero que estaría siempre a tu lado, te ayudaría a arreglarte y a que fueras feliz. Aún a sabiendas que ese riesgo podría reducirme a mí a cenizas.

Te quiero, porque sería capaz de esperar a que te recompusieras y después te tejería unas alas. Y aunque muy probablemente echarías a volar con esas alas, al menos yo te habría ayudado a ser feliz. Y eso, para mi es suficiente

No es lo que me gustaría, porque querría más, pero el verte feliz y el poder haber contribuido a ello, me haría a mí un poquito más feliz.

Y es que no sé cómo más decirte que te espero, que estoy para ti siempre que lo necesites, y también cuándo no. Sé estar. Y no estar. Y es que me pienso quedar después del huracán, cuándo sólo queden cimientos. Y ayudar a reconstruirlos si quieres que yo esté a tu lado. Que te regalo mi corazón y mi tiempo, que es lo único valioso que tengo. Y por eso también te quiero. Porque sólo por ti haría algo así.

No quiero que tengas miedo a perdernos. Eso ya lo tengo yo, y con uno de los dos sobra. Yo me voy a perder en ti siempre que me dejes. Y voy a encontrarme contigo.

Te quiero porque eres mi punto de partido. Es posible que desde hace algún tiempo, haya desarrollado cierta tolerancia (que no tendencia) a la tristeza, pero tú eres mi punto de inflexión, mis cambios de sentido, mi puerto en calma y mi puerto de partida. Eres mi punto de partido. Porque ganándote, me he ganado a mi.

Podría seguir escribiéndote porqués infinitos. Unos tras otros. Podría llenar folios de frases no siempre conexas unas con otras pero sí con mucho sentido… pero quizás no se trata tanto de cantidad sino de calidad, como todo en esta vida. Como tú, porque tú, con tus manías, tus errores, tu inteligencia y tu ingenio y genuidad, eres mucha calidad.

Podría seguir escibiéndote, pero quizás llegue el momento de decirte que VOY A APOSTAR POR TI; PORQUE TE ADORO.

Pero también te diré que aunque podría estar siempre apostando por ti sin recibir nada a cambio, debo, por mi supervivencia poner un límite. Porque si no lo hago, a pesar de mi capacidad de aguante, creo que me derrumbaré y dejaré de ser yo misma, para siempre.

Yo misma. Con mis cosas buenas, con las malas y las peores. Con mis triunfos y con mis fracasos. Con mi sonrisa de diente roto. Con mis rizos. Con mis manos. Con mi corazón, que late fuerte por ti. Esa soy yo. Me conoces mejor que nadie. Y soy así, sin papel bonito de envoltorio. Sin relleno. Así, sin nada más. Cómo me conoces. Con cosas de las que enorgullecerse por estar a mi lado y otras muchas para esconderme. Soy oscuridad y luz al mismo tiempo. Y tú ya conoces lo peor de mí. Quizás aún te quede lo mejor por conocer. Pero no habrá más sorpresas.

Bien, pues me he dado cuenta de que llega un momento en que alguien viene y nos saca una sonrisa, de esas que no teníamos pensadas sacar a relucir a lo largo de un día de mierda, y nos alimentamos de eso para seguir. Para seguir con todas las cosas cotidianas que ocupan más tiempo que lo importante y que lo que nos llena (aunque… ¿qué es lo que nos llena? ¿qué es lo que te llena?... porque creo que ahí está en fondo del problema de esta situación que nos ocupa).
¿Y sabes una cosa? Que, aunque no lo parezca, no lo estamos haciendo tan mal… Somos nosotros mismos la ley de atracción universal para las cosas buenas (o no tan buenas) que nos pasan, y es que lo único en lo que conspira el universo es en ponerte a ti contra mí.

Todo sale bien, y todo sale mal; pero de lo más importante que tenemos que ocuparnos es de que no salgan las cosas a medias, porque no hay nada peor que no saber el resultado final de algo. Y por esto mismo que te cuento he decidido que VOY A APOSTAR POR TI. POR MÍ. POR NOSOTROS.

Porque creo que juntos somos el mejor final de cualquier principio y un best-seller de lo que está entre el principio y el final, porque creo que somos sempiternos (sí, esa palabra que has descubierto hoy día 10 de Octubre de 2018 a las 20.25h). 

Así que no te preocupes, que todo pasa (eso dicen los sabios, aunque a veces parece que no…). Desde luego espero que todo pase, todo menos tú. Espero que te quedes mucho tiempo, pero que te vayas si al final te cansas. Que te vayas en busca de aquello que te haga feliz, pero que no me arrastres si crees que yo no puedo darte esa felicidad… Y has de saber, que cuándo ya no puedas más, podemos acabar el invierno en 3 besos que lo derritan todo (y digo 3 porque parece que los números pares han dejado de darme suerte).

Te quiero, te quiero porque te digo esto. Porque no me lo callo. Porque te recuerdo que hay que ser feliz en el camino, no al final. 

Y que si tú quieres, yo me quedo a buscarlo contigo, a hacer ese camino nuestro. Y estoy convencida de que conseguiríamos ser felices, conseguiríamos esa ambición de dar sentido a nuestras vidas… pero también te digo que hay que ser felices durante el recorrido y no al final. Así que si en ese “durante” yo no puedo ayudarte, te coseré esas alas de las que tanto te he hablado, porque aun sabiendo que te irás cuándo las termine, no soporto verte sin volar.

TE AMO.

ByMSS



-SEMPITERNO-

domingo, 20 de mayo de 2018

22.04.2018 (Make a wish)




22.04.2018


2014 fue la última vez que nadé por este blog, que buceé entre letras para intentar plasmar mis sentimientos de una manera especial.

En este tiempo he seguido escribiendo, y mucho... pero a mano. Cartas. Mensajes. Postales. Llamadas de auxilio.

4 años han pasado. 4 años. Y hoy; mi cumpleaños. 

32 primaveras. Y sigo aquí. Atascada. Y eres tú quién sigue apareciendo en mis sueños. Así que en el día de mi cumpleaños, y a pesar de todo; esto va por tí.

Tú que me conoces bien deberías saber cuánto me afecta lo que la gente que me importa piensa de mí, y lo que tú piensas, más todavía. 

Tú que me conoces y te metes conmigo por la cantidad de vueltas que le doy a las cosas deberías saber las horas que he perdido pensando en ti, las innumerables noches que no me duermo imaginando las miles de situaciones que me podrían pasar contigo y como actuaría. Deberías saber cuantos viajes en autobús, tren, coche o avión he pasado pensando en nosotros, y es que siempre me ha encantado soñar despierta y tú has sido mi sueño preferido.

Déjame que te cuente lo que dura un día sin ti. No son 24 horas. Ni 1.440 minutos. Es mucho más que una medida de tiempo y espacio. Es toda una galaxia. Y todas las galaxias juntas. Es interdimensional.

Son las cinco veces que cojo el móvil, instintivamente, para asegurarme de que no me has escrito o llamado.

Son las nueve veces que tu nombre ronda por mi cabeza. Aparece de forma automática, está ahí un rato, asomándose, si le parece correcto saluda y luego se va, igual de traidor que como llegó.

Es cuando de repente suena esa canción. Nuestra canción.

Son el puñado de veces que me invento escenarios y resultados paralelos. Ya sabes, soy mucho de analizar la situación, los actos y sus consecuencias. De imaginar universos paralelos. De elegir aquel en el que estás tú.

Son las cuatro veces que me escribe alguna amiga preguntándome que qué tal el día. Yo siempre digo que bien, porque parece que es lo que hay que decir. Que no puedes estar regular ni mucho menos mal, después de tantos meses. Tantos, que suman años.

Es el momento que me voy a dormir, contenta por haber aguantado el tipo un día más pero decepcionada al no ver tu nombre en la pantalla. Porque el pacto está para respetarlo pero me gusta cuando te rebelas y te olvidas de él.

Déjame que te comente lo que dura un día sin ti.

Son siete minutos de café y una tostada por la mañana, la mejor comida del día.

Son 42 segundos de salir corriendo de casa porque para variar llego tarde.

Es un no parar en toda la mañana y un “no puedo más con mi alma” por la tarde. Horas, minutos, segundos.

Son 2 horas de deporte, que oye, ya me cuido.

Son 95 min de carretera de vuelta a casa. Algún que otro adelantamiento. Y la canción de "sin embargo" de Joaquín Sabina sonando.

Es un momento de acordarme que hace semanas que no sé de ti. 

Es el rato que me meto en la cama, voy a poner la alarma y esta vez sí que veo tu nombre en la pantalla. Lo bueno de las malas costumbres es que nunca se pierden. Y cuanto peor sea la costumbre, menos ganas tienes de deshacerte de ella.

Y con todo; te sigo queriendo como el primer día. Habiendo conocido tu parte oscura, tus momentos malos, y aceptando y perdonando tus errores. Porque en la balanza todo lo bueno pesa mucho más. En la balanza se hace justicia (o eso creo) y sigue ganando por goleada todo lo bueno que me has dado.

Te quiero. De verdad. Y sé que siempre te voy a querer. 

Sin embargo quiero que esta situación de "pause" se termine. No puedo seguir así, porque eso no es vida. Y la incertidumbre mata.

Así que en el día de mi cumpleaños, una vez más; te pido que te quedes a regar las flores de mi balcón. Para siempre. Si tú quieres. Y si no, por favor; márchate y cierra despacito. Pero también para siempre. Porque no quiero empezar mi 33 cumpleaños de la misma manera que empiezo mis 32. No quiero ser los brazos a los que volver cuándo otros brazos se han ido. No quiero seguir rompiéndome cada vez más. 

Quiero merecerte la pena lo suficiente como para que te arriesgues a un all in conmigo. Y de verdad que ojalá estés en lo que espero sea mi mejor proyecto de vida. Te quiero, de la mejor manera que sé hacerlo.

Esta vez necesito de verdad que vayamos en una dirección o en otra, pero no podemos seguir en medio de esta incertidumbre porque al menos a mí, me está matando.

TE ADORO. Y ya sabes lo que eso significa. AMAR INCONDICIONALMENTE. Y lo hago, a pesar de todos mis errores.

Ojalá esta no sea la última carta que te escriba. Ojalá pueda seguir haciéndolo en cada uno de nuestros cumpleaños. Y ojalá tengamos muchos motivos de celebración.

Y ojalá esta fecha. Esta carta. Este momento, cambie todo y nos haga sonreír JUNTOS.

"Si se funden nuestros plomos, sacaremos nuestras velas"



Siempre tuya. #ByMSS

sábado, 4 de enero de 2014

CAFÉ CON SABOR A MAR

Cuándo eres médico aprendes a leer a través de la mirada de las personas, de sus gestos y de su juguetear con el pelo. 


Aprendes a saber qué necesitan en cada momento. Diferencias aquellas personas que se agarrarían a un clavo ardiendo por ver amanecer un día más de aquellas que se han dado por vencidas en la lucha por la vida.

Diferencias entre la mirada apagada de la que brilla incandescentemente, entre el tono apagado y cansado de voz de aquel que grita desde lo más profundo de su ser.

Y basándome en la historia de "El cajón de Gatsby"... De repente dejas de ir con bata y fonendoscopio para vestirte en un traje de buzo capaz de sumergirse hasta lo más profundo de las personas. Sin a penas darte cuenta te has encontrado con la llave maestra que abre la puerta de los rincones más oscuros de sus vidas que jamás han visto la luz del sol y en los que yacen las heridas más enrevesadas con sabor a sal, aquellas que se supone que tienes que coser cuidadosamente para que sus ojos vuelvan a recuperar la vitalidad con la que un día salieron a comerse el mundo.


No te engañes, en el fondo sabes que te gusta, por eso estás ahí, exactamente en el sitio donde siempre has querido estar. Aunque sí, la responsabilidad que conlleva a veces te da miedo.


Tu eres su médico, llevas tu propia bombona de oxígeno y tienes la llave maestra. Pero descubres que no eres el único que tiene la capacidad de bajar hasta ahí abajo... Esas personas han dado bombonas de oxígeno a unas pocas elegidas, para que buceen por su lado más secreto. 

La confianza no es sino esa bombona de oxígeno. Hay quien se ahoga por bajar demasiado deprisa y otros gastan todas sus energías en señalar los desperfectos que van de proa a popa del barco. Errores hemos cometido todos, y algunos quedan marcados para siempre.

No hay pinturas lo suficientemente fuertes como para cubrir esos desperfectos y cada barco honra a su nombre.



Hay barcos veleros, pescadores y barcos piratas incapaces de atracar dos veces en el mismo puerto.

Para entender la verdadera esencia del mar no vale con mojarte los pies en la orilla, tienes que ir más allá de la bolla amarilla; allí donde flotan tablas esperando que alguien las agarre y se lanzan bengalas que no buscan sino ser rescatadas por alguien que sea capaz de luchar por ellas contra viento y marea.


Y por un instante, te dejas envolver en el silencio de alta mar y descubres que los cantos de sirena no se pueden bailar y que los lobos de mar sólo aúllan por la luna. Que algunas personas a veces son tabla, a veces bengalas pero siempre barcos pirata...

Y así es como unas veces con la llave maestra y otras veces con bombonas prestadas, aprendes a servir cafés con sabor a mar, con un par de miradas cómplices de más y media docena de prejuicios de menos; pues no hay mejor medicina que aquella que es capaz de entender a las personas sin juzgar ni pedir más de lo que nos pueden dar.


Aprendes que los olmos están hartos de que se les pidan peras, que las novelas son preciosas pero a veces la brevedad de un poema llega a calar más que la mejor de las trilogías y que para encontrar el norte hay que perderse de vez en cuando hacia el sur.








viernes, 27 de diciembre de 2013

COINCIDENCIAS... QUÉ OTRA COSA IBA A SER?




La mayoría de los días del año son intranscendentes. Comienzan y terminan sin que suceda algo memorable. La mayoría de los días no tienen impacto en el transcurso de una vida.

No le puedes atribuir un significado cósmico a un evento terrenal. Coincidencia, eso es lo que siempre es, nada más que una simple coincidencia...

Tener guardia el 18 de Diciembre, que suene el busca 216 por una hemoglobina de 6.4 y que haya un digestivo de guardia, no es más que una coincidencia. Que se trate de una hematemesis y que te llamen para hacer una gastroscopia intraoperatoria sigue siendo coincidencia.

Que hayas empalmado primer turno (sí, en quirófano, intentado mantener viva a la hija del paciente que esta ingresado en una de tus camas) con segundo turno, tras haber conseguido que se le coloque un balón de Sengstaken y ganarle al menos unas horas a la muerte, es coincidencia

Que al menos en tu guardia, el desenlace "fatal" que crees que va a ser, no sea; porque sabes que te irías con muy mal cuerpo a casa, es coincidencia.

Que a pesar de que las noticias no son buenas, podrían ser peores. Que sí, que sabes que está con un pie aquí y otro allí; pero al menos puedes decir a la familia que "está estable" (pura coincidencia). Bendito adjetivo, estable, que dice tanto y tan poco al mismo tiempo.

Que la hija de la que acabas de conseguir estabilizar y nieta del paciente que está en tus camas, esté embarazada y se sincope en medio de la sala de información al lado de los quirófanos, es coincidencia; pero más aún es que casualmente lleves unos guantes en el bolsillo derecho del pijama y le des uno para que respire con él y deje de hiperventilar. 

Que cuando tu compañero, residente de Neumología, entra por la puerta a dejarte los buscas y te llamen por una saturación de 75% de su planta, es coincidencia (No podría haber sido 5 minutos antes, cuando el residente de Neumo era el que llevaba los buscas... Eso hubiese sido suerte

Subir a la habitación, entrar sin leer la historia porque quieres echar un ojo al paciente lo primero de todo y reconocer esa mirada, es coincidencia.

Leer la historia, ver que ya lo estabilizaste una vez en el vital y que firmaste su ingreso, es coincidencia.

Que con seguril, solinitrina, corticoide, extra de oxígeno y una mirada de complicidad puedas subir a la mañana siguiente y te salude con un gesto de complicidad, te de las gracias y te desee "feliz navidad" es coincidencia.

Que hagáis un amigo invisible y tu regalo te lo de alguien especial es coincidencia


¿Y qué es la vida si no, como ya he mencionado en otras ocasiones, un cúmulo de coincidencias y casualidades?...



De lo poco que sé sobre ella te diré que hay que hacer que merezca la pena, que es muy corta y que tienes que vivirla intensamente. 


No te des mal por el futuro ni te castigues por tus elecciones del pasado, a fin de cuentas siempre hay que optar por una cosa u otra, y lo que elijas se verá influenciado por las casualidades que surjan en cada momento.




Acéptate tal y cómo eres. Aunque ahora no te des cuenta eres único, irrepetible, intransferible. Y sí, vales más de lo que jamás habrías imaginado.


Aprende a crear tu propio color. No pienses que todo es negro, pero tampoco de color de rosa. Todo tiene matices, y debes construir tu color.


Aprende a pasar página. Unos van y otros nuevos llegan. Aprende  a mantener en tu historia a unos pocos escogidos que de vez en cuándo te recuerden quién eres en realidad. Serán tu tesoro, tu planta a la que regar cada día. No los descuides.


Sal a la calle. Viaja. Vive en otros lugares. No seas perezoso, no te acostumbres a lo que conoces y enriquécete. Aprende que lo posible que se consigue y lo imposible se intenta. Esfuérzate y haz que cada día merezca la pena.


Escucha, intenta entender las opiniones de los demás y ten la tuya propia.


Fallarás una y otra vez, pero pronto te darás cuenta que después de la tormenta llega la calma y que antes de ver el arco iris tienes que mojarte.


Descubre el aroma de los pequeños detalles, descúbrete a ti mismo.




Ríe, llora y sueña despierto... Pero no te olvides de vivir y poner los pies en el suelo de vez en cuándo.

Equivócate y aprende. Cae al suelo pero vuélvete a levantar.


Estudia, aprende, sé todo lo bueno que puedas llegar a ser. Se la versión mejorada de ti mismo, la 2.0.

Si no te gusta tu trabajo, cambiálo. A fin de cuentas es una de las partes de nuestra vida que más tiempo nos ocupa. Enamórate de lo que hagas.

Nunca es demasiado tarde ni demasiado pronto para ser quién quieras ser. Vive una vida de la que te sientas orgulloso, se el protagonista de la mejor película... Y si crees que algo deberías cambiar, hazlo.



Acuéstate cada día habiendo aprendido algo nuevo. Nunca pierdas la ilusión por hacer que cada día sea extraordinario.

Es posible que no hayas entendido nada de lo que te he dicho, pero no te preocupes. Lo único que realmente quiero decirte que es que estás aquí por casualidad, y aunque pases momentos en que no lo creas, hay muchísimas razones para vivir la vida y no para dejarla pasar.

Sé que llegarás lejos y sabrás ver el lado bueno de las casualidades.