jueves, 11 de octubre de 2018

¿Y por qué? -Sempiterno-


Sin maquillaje.

Y así es cómo me descubro una vez más sobre lo que siento. Desnuda. Desnudos los ojos, desnudos los labios, desnudas las mejillas. Sin máscara (de rímel) ni filtro embellecedor.

Y así, con cuentos que dibujan mi mundo; ese en el que sigo sobreviviendo a duras penas tras la lucha de monstruos y dragones (de mi día a día interior), te diré por qué te quiero.

Érase una vez un alma imprevisible con la que podía hacer lo imposible.

Un alma de la que me enamoraron sus gustos, sus manías, sus sueños, sus pasiones y hasta sus propios etcéteras.

Con ella aprendí a iniciar líneas paralelas acompañadas de ángulos rectos transformados en cuadrados que se convertían en círculos (a veces demasiado viciosos) pero interminables, fusionándose en un infinito. En un sempiterno.

Me enamoré porque esa alma sabía sorprenderme, y de igual manera, yo aprendí a soprenderla.

Me enseñó a vencer mis miedos, a luchar por mis sueños y me acompañó en noches infinitas entre libros y fluorescentes, entre lágrimas y pañuelos de papel sobre el salpicadero de un coche.

Me enseñó a luchar. Me enseñó a formar a equipo y a ganar.

Supo ser mi “dreamcatcher” y darme paz en las noches de lluvia, en los momentos en los que todo se venía abajo.

Hubo momentos duros. Los sigue habiendo a día de hoy.

Errores, que algunos pensarán imperdonables. Sin embargo, ¿no es el perdón una de las formas más sinceras de amar?

Te quiero por ser de los que corren girando en sentido contrario a la tierra, corriendo a la izquierda cuándo todos van corriendo hacia la derecha. Te quiero por ser huracán y dejarme bailar en tu interior.

Te quiero por ser escalofrío. Por escalar mi espalda con tus labios y chocarte con cada una de mis curvas. Desde la primera vez. Mi primera vez. Nuestra primera vez.

Te quiero porque has conseguido que Romeo y Julieta sea un cuento para niños al lado de nuestra historia.

Te quiero porque eres puro desorden en termodinámica, y sin embargo cuánto más desordenado es tu baile, más tiendes tú a la cuasiperfección. Porque eres entropía.

Te quiero porque en toda mi puñetera vida, nunca he deseado que me mirase alguien tanto como aún deseo que lo hagas tú.

Te quiero, porque a pesar de ser un rompecorazones aceptaste una vez recomponer mi rompecabezas aún a riesgo de romperte la tuya (nota al lector: esta es una frase en potencia. Un deseo. Un haría lo imposible por ello)

Te quiero porque aún a pesar de todo, sabes enseñarme a amar todo aquello que desconozco, vuelcas mi mundo y añades latidos a mi corazón. Y la vida son eso, latidos.

Te quiero porque sé que puedes ser cada día mejor. Y casi siempre haces mejores a los que están tu lado.

Te quiero por ser marcapasos que marca el ritmo de mi sístole y diástole. Por ser la taquicardia sinusal que le da sentido a mi vida y ser capaz de mantenerme en pausa sin llegar a provocarme una taquicardia ventricular (todavía) y acabar conmigo.

Te quiero por hacer que me guste más follarme tu seso que tu sexo.

Te quiero por ser el único capaz de generarme todas estas emociones.
Por ser el único por quién recorrería el mundo entero si hiciese falta. Y lo sabes.
Te quiero porque me quiero (aunque te quiero a ti más de lo que me quiero a mí) y porque sé que alguien así no se encuentra dos veces en la vida. Y no quiero perder algo así. No quiero perderte. No quiero vivir sin eso. No quiero vivir sin ti. No quiero perdernos.

Te quiero.

Tanto te quiero que estaría siempre a tu lado, te ayudaría a arreglarte y a que fueras feliz. Aún a sabiendas que ese riesgo podría reducirme a mí a cenizas.

Te quiero, porque sería capaz de esperar a que te recompusieras y después te tejería unas alas. Y aunque muy probablemente echarías a volar con esas alas, al menos yo te habría ayudado a ser feliz. Y eso, para mi es suficiente

No es lo que me gustaría, porque querría más, pero el verte feliz y el poder haber contribuido a ello, me haría a mí un poquito más feliz.

Y es que no sé cómo más decirte que te espero, que estoy para ti siempre que lo necesites, y también cuándo no. Sé estar. Y no estar. Y es que me pienso quedar después del huracán, cuándo sólo queden cimientos. Y ayudar a reconstruirlos si quieres que yo esté a tu lado. Que te regalo mi corazón y mi tiempo, que es lo único valioso que tengo. Y por eso también te quiero. Porque sólo por ti haría algo así.

No quiero que tengas miedo a perdernos. Eso ya lo tengo yo, y con uno de los dos sobra. Yo me voy a perder en ti siempre que me dejes. Y voy a encontrarme contigo.

Te quiero porque eres mi punto de partido. Es posible que desde hace algún tiempo, haya desarrollado cierta tolerancia (que no tendencia) a la tristeza, pero tú eres mi punto de inflexión, mis cambios de sentido, mi puerto en calma y mi puerto de partida. Eres mi punto de partido. Porque ganándote, me he ganado a mi.

Podría seguir escribiéndote porqués infinitos. Unos tras otros. Podría llenar folios de frases no siempre conexas unas con otras pero sí con mucho sentido… pero quizás no se trata tanto de cantidad sino de calidad, como todo en esta vida. Como tú, porque tú, con tus manías, tus errores, tu inteligencia y tu ingenio y genuidad, eres mucha calidad.

Podría seguir escibiéndote, pero quizás llegue el momento de decirte que VOY A APOSTAR POR TI; PORQUE TE ADORO.

Pero también te diré que aunque podría estar siempre apostando por ti sin recibir nada a cambio, debo, por mi supervivencia poner un límite. Porque si no lo hago, a pesar de mi capacidad de aguante, creo que me derrumbaré y dejaré de ser yo misma, para siempre.

Yo misma. Con mis cosas buenas, con las malas y las peores. Con mis triunfos y con mis fracasos. Con mi sonrisa de diente roto. Con mis rizos. Con mis manos. Con mi corazón, que late fuerte por ti. Esa soy yo. Me conoces mejor que nadie. Y soy así, sin papel bonito de envoltorio. Sin relleno. Así, sin nada más. Cómo me conoces. Con cosas de las que enorgullecerse por estar a mi lado y otras muchas para esconderme. Soy oscuridad y luz al mismo tiempo. Y tú ya conoces lo peor de mí. Quizás aún te quede lo mejor por conocer. Pero no habrá más sorpresas.

Bien, pues me he dado cuenta de que llega un momento en que alguien viene y nos saca una sonrisa, de esas que no teníamos pensadas sacar a relucir a lo largo de un día de mierda, y nos alimentamos de eso para seguir. Para seguir con todas las cosas cotidianas que ocupan más tiempo que lo importante y que lo que nos llena (aunque… ¿qué es lo que nos llena? ¿qué es lo que te llena?... porque creo que ahí está en fondo del problema de esta situación que nos ocupa).
¿Y sabes una cosa? Que, aunque no lo parezca, no lo estamos haciendo tan mal… Somos nosotros mismos la ley de atracción universal para las cosas buenas (o no tan buenas) que nos pasan, y es que lo único en lo que conspira el universo es en ponerte a ti contra mí.

Todo sale bien, y todo sale mal; pero de lo más importante que tenemos que ocuparnos es de que no salgan las cosas a medias, porque no hay nada peor que no saber el resultado final de algo. Y por esto mismo que te cuento he decidido que VOY A APOSTAR POR TI. POR MÍ. POR NOSOTROS.

Porque creo que juntos somos el mejor final de cualquier principio y un best-seller de lo que está entre el principio y el final, porque creo que somos sempiternos (sí, esa palabra que has descubierto hoy día 10 de Octubre de 2018 a las 20.25h). 

Así que no te preocupes, que todo pasa (eso dicen los sabios, aunque a veces parece que no…). Desde luego espero que todo pase, todo menos tú. Espero que te quedes mucho tiempo, pero que te vayas si al final te cansas. Que te vayas en busca de aquello que te haga feliz, pero que no me arrastres si crees que yo no puedo darte esa felicidad… Y has de saber, que cuándo ya no puedas más, podemos acabar el invierno en 3 besos que lo derritan todo (y digo 3 porque parece que los números pares han dejado de darme suerte).

Te quiero, te quiero porque te digo esto. Porque no me lo callo. Porque te recuerdo que hay que ser feliz en el camino, no al final. 

Y que si tú quieres, yo me quedo a buscarlo contigo, a hacer ese camino nuestro. Y estoy convencida de que conseguiríamos ser felices, conseguiríamos esa ambición de dar sentido a nuestras vidas… pero también te digo que hay que ser felices durante el recorrido y no al final. Así que si en ese “durante” yo no puedo ayudarte, te coseré esas alas de las que tanto te he hablado, porque aun sabiendo que te irás cuándo las termine, no soporto verte sin volar.

TE AMO.

ByMSS



-SEMPITERNO-

domingo, 20 de mayo de 2018

22.04.2018 (Make a wish)




22.04.2018


2014 fue la última vez que nadé por este blog, que buceé entre letras para intentar plasmar mis sentimientos de una manera especial.

En este tiempo he seguido escribiendo, y mucho... pero a mano. Cartas. Mensajes. Postales. Llamadas de auxilio.

4 años han pasado. 4 años. Y hoy; mi cumpleaños. 

32 primaveras. Y sigo aquí. Atascada. Y eres tú quién sigue apareciendo en mis sueños. Así que en el día de mi cumpleaños, y a pesar de todo; esto va por tí.

Tú que me conoces bien deberías saber cuánto me afecta lo que la gente que me importa piensa de mí, y lo que tú piensas, más todavía. 

Tú que me conoces y te metes conmigo por la cantidad de vueltas que le doy a las cosas deberías saber las horas que he perdido pensando en ti, las innumerables noches que no me duermo imaginando las miles de situaciones que me podrían pasar contigo y como actuaría. Deberías saber cuantos viajes en autobús, tren, coche o avión he pasado pensando en nosotros, y es que siempre me ha encantado soñar despierta y tú has sido mi sueño preferido.

Déjame que te cuente lo que dura un día sin ti. No son 24 horas. Ni 1.440 minutos. Es mucho más que una medida de tiempo y espacio. Es toda una galaxia. Y todas las galaxias juntas. Es interdimensional.

Son las cinco veces que cojo el móvil, instintivamente, para asegurarme de que no me has escrito o llamado.

Son las nueve veces que tu nombre ronda por mi cabeza. Aparece de forma automática, está ahí un rato, asomándose, si le parece correcto saluda y luego se va, igual de traidor que como llegó.

Es cuando de repente suena esa canción. Nuestra canción.

Son el puñado de veces que me invento escenarios y resultados paralelos. Ya sabes, soy mucho de analizar la situación, los actos y sus consecuencias. De imaginar universos paralelos. De elegir aquel en el que estás tú.

Son las cuatro veces que me escribe alguna amiga preguntándome que qué tal el día. Yo siempre digo que bien, porque parece que es lo que hay que decir. Que no puedes estar regular ni mucho menos mal, después de tantos meses. Tantos, que suman años.

Es el momento que me voy a dormir, contenta por haber aguantado el tipo un día más pero decepcionada al no ver tu nombre en la pantalla. Porque el pacto está para respetarlo pero me gusta cuando te rebelas y te olvidas de él.

Déjame que te comente lo que dura un día sin ti.

Son siete minutos de café y una tostada por la mañana, la mejor comida del día.

Son 42 segundos de salir corriendo de casa porque para variar llego tarde.

Es un no parar en toda la mañana y un “no puedo más con mi alma” por la tarde. Horas, minutos, segundos.

Son 2 horas de deporte, que oye, ya me cuido.

Son 95 min de carretera de vuelta a casa. Algún que otro adelantamiento. Y la canción de "sin embargo" de Joaquín Sabina sonando.

Es un momento de acordarme que hace semanas que no sé de ti. 

Es el rato que me meto en la cama, voy a poner la alarma y esta vez sí que veo tu nombre en la pantalla. Lo bueno de las malas costumbres es que nunca se pierden. Y cuanto peor sea la costumbre, menos ganas tienes de deshacerte de ella.

Y con todo; te sigo queriendo como el primer día. Habiendo conocido tu parte oscura, tus momentos malos, y aceptando y perdonando tus errores. Porque en la balanza todo lo bueno pesa mucho más. En la balanza se hace justicia (o eso creo) y sigue ganando por goleada todo lo bueno que me has dado.

Te quiero. De verdad. Y sé que siempre te voy a querer. 

Sin embargo quiero que esta situación de "pause" se termine. No puedo seguir así, porque eso no es vida. Y la incertidumbre mata.

Así que en el día de mi cumpleaños, una vez más; te pido que te quedes a regar las flores de mi balcón. Para siempre. Si tú quieres. Y si no, por favor; márchate y cierra despacito. Pero también para siempre. Porque no quiero empezar mi 33 cumpleaños de la misma manera que empiezo mis 32. No quiero ser los brazos a los que volver cuándo otros brazos se han ido. No quiero seguir rompiéndome cada vez más. 

Quiero merecerte la pena lo suficiente como para que te arriesgues a un all in conmigo. Y de verdad que ojalá estés en lo que espero sea mi mejor proyecto de vida. Te quiero, de la mejor manera que sé hacerlo.

Esta vez necesito de verdad que vayamos en una dirección o en otra, pero no podemos seguir en medio de esta incertidumbre porque al menos a mí, me está matando.

TE ADORO. Y ya sabes lo que eso significa. AMAR INCONDICIONALMENTE. Y lo hago, a pesar de todos mis errores.

Ojalá esta no sea la última carta que te escriba. Ojalá pueda seguir haciéndolo en cada uno de nuestros cumpleaños. Y ojalá tengamos muchos motivos de celebración.

Y ojalá esta fecha. Esta carta. Este momento, cambie todo y nos haga sonreír JUNTOS.

"Si se funden nuestros plomos, sacaremos nuestras velas"



Siempre tuya. #ByMSS